ISHTAR YASIN GUTIÉRREZ
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El caballo negro

6/15/2015

2 Comments

 

English

Sobre el rodaje de la película de largometraje “Luna llena” en Alma Ata, Kazajistan.
Gracias a la directora Naana Chankova y al actor Victor Xaptaxanov, hace pocos días recibí una copia de la película “Luna llena”, la cuál no había visto, y que protagonicé en Kazajstán en 1989, el mismo año en que se organizó por primera vez una gran protesta contra la URSS debido a las pruebas nucleares.
Yo era amiga de Leila Axinyanova, guionista que estudiaba también en el VGIK (Instituto de Cine de Moscú), y fue ella quien me invitó a participar en el casting de esta película que en parte se inspiraba en la vida de un amigo en común: Alberto Bolaños, talentoso director de cine colombiano que fue asesinado por la mafia rusa en los primeros y violentos años del gobierno de Boris Yeltsin y la transición del sistema socialista hacia la economía de mercado.
La película “Luna llena” fue filmada en cine, por la gran directora de fotografía Tatiana Loginova, en la capital Alma Ata, muy cerca de la frontera con China. Puedo distinguir hoy en la imagen el color verdoso propio de la película soviética y también el hecho de que los personajes, aun siendo de Asia central, hablan en ruso, el idioma impuesto por la Unión Soviética.  
Mi personaje (Aia), era de una estudiante de América Latina, que vivía en Moscú,  y que viajaba a Kazajistán en busca de un amor perdido. Allí encontraba a una bruja (Mintan Kimpir) que le traspasaba sus poderes mágicos y la liberaba de las pasiones humanas… Cuando filmamos, hacía pocos meses que había nacido mi hija Alondra, teniendo yo 20 años de edad.
De los días del rodaje guardo recuerdos imborrables. Nos fuimos a las afueras de Alma Ata y paramos en un pequeño pueblo donde había solo una tienda con algunos vestidos típicos del lugar y un hombre que no hablaba ruso, pidió mi mano, y a cambio ¡ofreció todo lo que había en la tienda!
Llegamos a un valle con cañones y quebradas. El paisaje era impresionante, con esas enormes rocas de formas fantasmales que fueron creadas por el agua, el viento y la erosión durante millones de años.  Más me impresionó cuando dijeron que en lo alto de la montaña, se podía divisar la ruta de la seda y la gran República de China.
Vivíamos en una cabaña que nos prestaron los habitantes del lugar con coloridas alfombras tejidas a mano y las paredes de barro, cubiertas de cal. Al lado había una yurta hecha con fieltro y pieles donde dormían los otros miembros del equipo.
No teníamos ni agua, ni electricidad. Había una planta eléctrica pero solo se ocupaba para el rodaje. Nos bañábamos en el río entre serpientes negras que me asustaban, y con las que tuvimos que aprender a convivir. Y una hermosa perra llamada Shara.
La actriz co-protagonista de la película, que interpretaba a Mistan Kempir (la bruja mayor), Olga Enzak, era una hermosa mujer de más de 70 años, quien nos contó que se había hecho famosa ya en la madurez. Era alegre, con un rostro surcado por arrugas que parecían caminos, siempre con buen humor y sabiduría. Recuerdo que se alegraba cuando venía un nuevo visitante y le daba la bienvenida al “viejo de barba blanca”. Yo no entendía de quien hablaba hasta que me di cuenta que ese viejo ¡era una botella de vodka!
Por las noches el cielo estaba tan claro, con infinidad de estrellas y por primera vez descubrí la Vía Láctea, tan cercana, que me daba la ilusión de alcanzarla con la mano. Cada noche nos acostábamos en el pasto para contar estrellas fugaces que se convertían en deseos.
Recuerdo un día en que no tenía llamado y subí a lo alto de un cerro y con asombro descubrí que un caballo negro galopaba mientras un pastor lo perseguía con una cuerda. Y detrás de un monte aparecieron otros caballos salvajes, pero esta vez eran domesticados por los jinetes. Solo recuerdo que el caballo negro pudo escapar y lo perdí de vista. Pero no podía dejar de pensar en él,  en que ojalá conservara su libertad.
Otro día fui a caminar y me encontré a un pastor con un rebaño de ovejas y, muy cerca de una cabaña donde las mujeres preparaban el pan en un gran horno de barro,  encontré ¡cientos de plantas de marihuana salvaje! Y un joven desde la casa se reía de mi asombro y otro hombre, su padre, llevaba en brazos a un cordero y, ¡lo sacrificó frente a mi! Con un gran cuchillo le cortó el cuello y lo dejó desangrarse sobre la tierra.  
Esa misma tarde fuimos invitados a casa del poblador que preparó un banquete. Nos sentamos todos en círculo sobre la alfombra, frente a la gran bandeja y una decena de botellas de vodka. Era un regalo para los participantes de un rodaje en donde siempre hubo alegría.
Recuerdo el rodaje de la escena en que nos encontrábamos con Mistan Kempir y ella con sus poderes me adormecía. Pero justo cuando llegaba ese momento estallábamos en carcajadas y el equipo ya estaba impaciente, pero nosotras, no podíamos parar de reír.  
Yo había buscado en revistas de brujería algún hechizo que pudiera aprenderme de memoria para el momento de la transformación del personaje. En esa época andaba fascinada con la historia de las brujas y de la magia.  Aprendí a leer el Tarot, aunque en realidad, yo misma me inventé un método y recuerdo que predije el futuro ¡a casi todos los participantes! El futuro está en los ojos, en la mirada, y lo mas interesante es que ese futuro, al ser consciente, ¡puede cambiar!
Ver esta película hoy, la cual no pude ver estando allá, por la disolución de la Unión Soviética, una gran ola que nos separó y alejó casi para siempre. No existía en ese momento “Internet” y perdí la comunicación con todos los amigos participantes. Verla hoy ha sido un fuerte impacto y por momentos me parece como si no fuera yo, como si fuera otra vida, lejana,  que hoy regresa… En una escena de la película leo mi futuro en las cartas y hoy, después del 20 años, conozco ya parte de ese futuro que intentaba predecir…
El territorio de Kazajstán fue históricamente habitado por tribus nómadas hasta que en el siglo XIII Genghis Khan lo invadió. En la década de 1930, muchos escritores, pensadores, poetas, políticos e historiadores kazajos fueron asesinados bajo órdenes de Joseph Stalin, con el objetivo de suprimir la identidad y la cultura kazaja. En 1936 la República Soviética Socialista de Kazajstán se volvió parte de la Unión Soviética hasta que en 1991, se declaró un país independiente.
Kazajastan es un lugar adonde quiero regresar. Tengo una historia guardada desde entonces, se llama “El zorro plateado”, ojala un día podamos realizarla y ver al caballo negro, galopar en libertad. 
Ishtar Yasin
México, junio, 2015.

https://vimeo.com/130479283




2 Comments
Elena Gutiérrez George Nascimento
6/16/2015 03:11:12 am

Ishtar nunca cuenta nada.Vive ,creo,en el futuro o galopa en el caballo negro y no se detiene ni un segundo. Qué linda historia, ojalá algún día se le ocurra contarlas todas.A mí me gustaría conocerlas.

Reply
Reyna Felix link
7/6/2015 05:04:11 am

Espero que pronto puedas terminar la película .Abrazos

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